El podólogo es el profesional sanitario con los conocimientos, habilidades y aptitudes para realizar las actividades dirigidas a la prevención, diagnóstico y tratamiento de las afecciones y deformidades de los pies.

Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta este colectivo es el intrusismo laboral. Los servicios fraudulentos están a la orden del día y cada vez son más los centros y falsos profesionales que ejercen prácticas sin autorización para ello.

Queremos poner hincapié en esta situación, dado que un mal diagnóstico o tratamiento por parte de un profesional no cualificado implica numerosos riesgos para la salud e integridad de las personas. Son muchas las prácticas que deben ser ejercidas exclusivamente por podólogos. Las más frecuentes que se ven expuestas a intrusión, son los tratamientos en las uñas, los análisis de la marcha y la utilización de herramientas punzantes o cortantes para otros fines estéticos.

Son numerosos los pacientes sometidos a tratamientos erróneos debido a la equivocación en el diagnóstico por falta de conocimientos. De hecho, un seguimiento inadecuado de pacientes de riesgo, como son las personas diabéticas puede ser muy perjudicial, ya que la pérdida de sensibilidad conlleva que las lesiones no sean percibidas y aparezcan graves complicaciones.

Debemos detectar y denunciar los centros y personas que realizan actividades sin tener la titulación correspondiente. Los principales riesgos que corren los usuarios de estos servicios fraudulentos, son debidos a la falta de higiene adecuada dado que los materiales no suelen estar esterilizados por lo que existe la posibilidad de transmisión de infecciones entre pacientes.

¿Cómo actuamos en estos casos? Ante cualquier duda de si estamos siendo atendidos por un profesional adecuado, podemos ponernos en contacto con el Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV).

Con el fin de evitar diagnósticos fraudulentos, tratamientos que no se ajusten adecuadamente a las necesidades de los pacientes o malas prácticas que terminen convirtiéndose en problemas de salud mayores, se recomienda no dejar nuestros pies en manos de nadie que no sea un profesional de la Podología.